jueves, 26 de diciembre de 2013

J. G.

Las miradas no son siempre iguales, y pocas saben realmente ver, podemos  observar como a diario ellos visten sus ojos de túnicas, tontas y torpes, que no dejan ver más allá de los costales de carne y hueso que nos envuelven. Nos son de esos tus ojos. Cuando me topo frente a ellos, veo como son capaces de llegar hasta mis huesos, en sólo un parpadeo, de desnudar mi alma por completo en un instante.
Tus ojos son los únicos capaces de verme, egoistamente y en un dejo de apropiación, puedo asegurar que se crearon para toparse con migo y traspasar mi exterior, centímetro a centímetro, poro a poro, desechando cualquier intento de envoltura.
Ellos ven, sienten, creen, conocen, viven. Ven vida en un cuerpo, sienten su calor, su sabor y su olor. Erizan cada fragmento de piel, hacen brotar miles de gotas vivas e inquietas, y penetran cada poro deslizándose hasta el interior que lo recibe envolviéndose en uno mismo.
Tus ojos me ven y son profundos. Me dejan verte el alma en tus pupilas y me invitan a pasar a diario, donde solía ingresar con timidez, y en silencio para no hacer ruido. Con el tiempo los pasadizos de tus ojos me atraparon cada vez más y me invitaron a deslizarme por ellos como agua corriendo en ríos  inmensos y allí fui. Y allá voy.
Egoistamente afirmo, tus ojos se crearon, porque los míos estaban solos.

lunes, 9 de diciembre de 2013

Sexo: Mujer.

-¿Nombre?
-María.
-¿Sexo Femenino o Masculino?
-Sexo: Mujer.
- ¿Por qué Mujer y no Femenino?
- El femenino, es simplemente un género, que diferencia al símbolo de lo Masculino. El femenino, diferencia a la especie Macho, de la especie Hembra. La mujer es una.
El sexo mujer delimita ideas, pensamientos, vida, cultura, Priva y libera.
- ¿Por qué Priva y Libera?
- Priva. Culturalmente el género femenino se diferencia en su sexo. Desde pequeños, el nacer mujer, marca una historia de roles bien definidos, de espacios a ocupar en la sociedad, de modos de sentarse, caminar, hablar, vestir y hasta Jugar.
No juegan igual los nenes que las nenas, ya que hay juegos rosas y celestes, y más de una vez nos ligamos el reto al son de "Sos una nena, y eso lo hacen los nenes (O viceversa...)", cuando intentamos cruzarnos de color, o mezclarlos en un bello lila.
La niña crece, la mujer crece y las trabas culturales también. Si tu cuerpo se desarrolla ya no podrás sentarte de cual o tal forma, porque hará que se vean tus pechos, si usas pollera camina así, y sentate asá, ni hablar de los juegos "brutos", "ya no sos tan nena, no podés jugar así con varones porque...", y así arranca el sin fin y eterno bagaje de peros, tabúes y normas que no acompañan en nuestro "crecimiento" como mujeres, para llegar a ser la "Mujer hecha y derecha".
Por suerte muchos de estos términos hoy suenan graciosos y más de uno se animó a extirparlos, y no tan por suerte, más bien, gracias a que el pensamiento avanzó en aquello se ha podido. De todas formas, la mujer sigue en continua lucha con sus "deberes" culturales, con su rol social y las miles de condiciones que tiempo a tiempo fuimos acrecentando con el objetivo de generar una imagen más aceptada por la gran mayoría.
El tacón alto, el corpiño ajustado, el talle menos en el jean, depilación, relleno en el busto, trusas, medias realzantes, entre muchas torturas más, que aceptamos y hasta elegimos!.
Es muy llamativo el cómo nosotras mismas insistimos en taparnos y ser bellas muñecas plásticas, muñecas lisas, "puras", asexuadas.
Como sigue latente esa idea de sexo sucio e impuro, que hay que esconder, pero qué es lo impuro, qué es lo sucio. Nada más alejado de ello que el acto sexual, pulsional, innato y tan propio del ser desde su comienzo, sin mencionar que nace del mismo.
Como nos cuesta, como mujeres dar el paso al costado del rol impuesto, ser naturalmente sin tabúes, sentarnos como nos plazca y caminar a nuestro antojo. Qué difícil se nos hace el no llevar la mochila del hogar, de su cuidado, del pensar que si algo falla en él, es porque algo te has olvidado de hacer, o dejaste al descuido.
Que costoso es desprender de tabúes nuestro sexo: mujer, de vivirlo en libertar, de desearle sin vergüenza, de apasionarse y acrecentar la vida del mismo. Más aún lo es convivir con nuestro cuerpo, quererlo tal cuál es, cuidarlo, tocarlo, verlo, vestirlo a nuestro antojo y disfrutar su desnudez.
Quizás sea nuestra nueva “tarea”, el liberar el sexo de sus tabúes, el desatar el cuerpo de los dichos y modelos, el vivir el sexo sin géneros. El ser mujer en su plenitud. 

Aburre(Me)

Me aburre rutina,
domingo a lunes, lunes a domingo.
Me aburren los domingos que transcurren siempre igual.
los lunes que empiezan de la misma forma
porosos, lentos quejosos.
Me aburre tu cara de hastío al final del domingo y comienzo de lunes.
Me aburre el asiento de esperar que el día pase.
Me aburre sentarme a esperar que termines de verlo pasar.
Me aburre la pausa eterna.
Me aburre mi asma,
que duerme y despierta a su antojo.
Me aburren tus quejas.
Me aburren mis quejas,
Me aburren sus caras de esperar un lunes feriado,
o cinco centavos de más al final del jornal.
Me aburren los gritos
 de quien no sabe hablar.
Me aburre tu bronca sólo por ser verdad,
mi palabra pensada o tu pensar sin hablar.
Me aburre mi yo cuando no se decide,
si ser super yo, sólo yo o su ello.
Me aburre el deseo cuando se ve siempre igual,
prolijito y vestido cuando en verdad es fatal.
Me aburre el deber, 
cuando obliga a ceder.
Y el decir es lo que hay,
cuando en verdad lo elegís.
Me aburren los pasos,
cuando tropiezan intentando correr.
Me aburre el NO
y el SI,
cuando suenan igual.
Me aburre lo terco, 
cuando frena al pensar.
Me aburre la ira, el odio y tu bronca,
cuando sin darte tiempo te arrasa la cara.
Me aburre tu cara ,
cuando es gris y opaca.
Me aburre la mía,
cuando se queda sin risa.
Me aburre la risa,
cuando sólo es ficticia.
Me aburren tus días,
cuadrados y blancos.
Me aburren los míos,
grises y embarrados.
Me aburre mi mente cuando se queda aburrida.
Me aburre que me aburra,
el pasar de los días,
cuando en él no veo días, sólo pasos sin tiempo.
Me aburre ese tiempo sin vida y sin risa,
cuando no hago un instante para verlo de vuelta.
Me aburre ese tedio de mirar día a día,
los mismos minutos, pasados por tierra.
Me aburre mi tiempo, el tuyo y el nuestro,
cuando es sólo tiempo,
sin vida y sin viento.